Estoy desconcertada, creo que sigo enamorada del amor, si de ése.. del ideal. Me apena reconocerlo pero igual me siento, nací en un cerrito donde no había nada de servicios sanitarios, ni agua! No entiendo y nunca entenderé como alguien desea que su familia viva así. Era chica y no me fijaba de mi alrededor, solo en mi.. mi comida, mis libros, mi mochila, etc... de mis excretas se encargaba la madre. Ella subía al cerro a desechar las de todas. Y ellos... ellos no, ellos subían al cerro..y luego bajaban contentos. Yo no. Me aguantaba las ganas de "hacer" hasta donde podía y luego a esconderme con la bacinilla por detrás de unas láminas, era chica pero me daba vergüenza no se porqué..mi hermana igual... pero nunca supe lo que ella sentía, solo lo que sentía yo..me parece normal no? Igual pasaron Muchas cosas nuevas y horrorosas que luego escribiré y otras más placenteras, pero prohibidas, eso entendí porque nadie hablaba de "eso" a pesar que lo veíamos en revistas de esas de blanco y negro que la madre compraba y dábamos vuelo, no era difícil por lo bien de los dibujos.. yo esperaba mi turno para esconderme a revisar el cuento, como aprendimos a leer prontito, pues leíamos y yo releia una y otra ves los breves textos dentro de círculos dirigidos a los dibujos, más cuando se trataba de besos, abrazos y otros dibujos que alteraban mi imaginación y así comencé a sentir el calor del "romance".. éso pasaba cada semana que mamá las compraba y se releian toda la semana hasta que la revista terminaba tirada en la basura o en el cerro, con restos de excremento. Así comenzó la necesidad del "amor romántico " en mi cabeza, corazón y emociones, tendría ya de 6 a 8 años....en la escuela en 4to. Me "enamore" de un niño que se llamaba Enrique, no sé porqué pero sentía lo mismo que cuando "saboreaba las "escenas" de las revistas que leía, el niño nunca se dio cuenta porque yo tampoco le pedí nada ni fuimos amigos, pero cuando nos cruzábamos por los pasillos al entrar al salón, hasta podía oler su olor a limpio y trataba de retenerlo en mi mente cuanto podía. Poco por cierto, porque él salvaje niño era normal, jugaba, sudaba y se ensuciado como la mayoría... no como yo que siempre fui rara. Jamas me imaginé bonita! Al contrario! Me pensaba como una entidad rara nada agradable, pero me esforzaba por que las niñas me aceptaran y me incluyeran..así que reía y se me hacían unos hoyuelos lindos en las mejillas. ( Eso lo descubrí mirándome en el espejo muchas veces, haciendo caras y gestos como la Rarotonga de la revista, toda rara ella, labios gruesos, toda café del cuerpo y unos ojos súper gigantes, dientes blancos y cara ovalada, el cuerpo .. bueno del cuerpo no me fijaba tanto en el espejo porque estaba en mera desventaja con ése dibujo. Pero bueno! Ensayaba la sonrisa, y me di cuenta, que mi papá tenía razón!!! Mis orejas eran muy grandes!! Me horrorizaba pensar cómo podría andar en la escuela enseñando mis oreja enormes! Hasta entonces no me había dado cuenta!! Ahí comenzó otro suplicio..que me impedía sonreír y hablar con naturalidad con otros niños y niñas. Podía llegar a la escuela rápido y buscar mi banca, de ahí a sufrir con los maestros porque nunca entendí nada de lo que hablaban! Me esforzaba por leer los libros 📚para poder pensar como hacer las cosas, y si con eso no funcionaba, solo miraba a los lados y escribía lo mismo que otros niños, jamás me fije en mis calificaciones ni entendía como pasaban los días tortuosos pensando en ocultar mis orejas, o como poder mirar a Enrique o también como ocultar el hecho de no llevar torta o dinero! Y lo peor!!! No llevaba los materiales que los demás niños solo sacaban de sus mochilas y el maestro se ponía contento. No pues varias veces recibí golpes del borrador del pizarrón, o los coccorrones con el anillo que el profe usaba expreso para "corregir " o si era así de rápido nos aventaba el gis con el que estaba escribiendo. Eso era "normal " en un día de clases. Ya cuando sonaba la chicharra.... y nos permitían salir...pero primero nos formaban como para marchar, que estupidez! Me fijaba si Enrique salía para apurarme a seguirlo y así verlo aunque sea... a veces lo lograba y a veces el niño corría con otros a la salida, ya afuera, él le daba por su lado y yo, por el mío...si me juntaba con mi hermana, nos acompañabamos, si no, me iba sola, nunca me sentí con la "obligación de esperar a ningún hermano, ni sabía por dónde se regresaban hasta que llegábamos al cerro para subirlo.
De Enrique y mi romance, esperaba hasta el otro día, por mientras tendría que sobrevivir en la casa por la tarde....
C o n t i n u r a......