Ni mi padre ni yo lo plantamos alguien tiró su semilla, pero así fue, creció... crecio alto.
Sus grandes brazos con ramas de cubrieron de hojas de gusanos y nidos y creció más.
Creció tanto...que intimidó con su poder lo que rodeaba, hecho de mezcla de arena y grava .
El esplendor de su Copa iluminada de verde la casa.
Más ni su sombra refrescante ni su fruto delicioso lo indultaron .
Ese agridulce sabor de la pulpa que hace agua la boca, tampoco pudo con la Sierra y con la broca que castigó su cuerpo derrumbado sus tallos y sus hojas.
El vacío ahí está como testigo, como premio a la voluntad humana , y de aves y gusanos ya no hay nada.
¡Árbol, mi árbol ! Me dejas con un sabor, sabor amargo , del llanto, del dolor, de no ver más tu copa ni tu flor, ni tu pulpa sin igual que en mi boca estalla, haciendo mi vida iluminar iluminar de sabor!
lunes, 11 de noviembre de 2019
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